martes, 28 de octubre de 2008
Déjame ver que hay para saborear esta vuelta
la carta no está siempre a tu alcance en los matutinos
loco de pensar que se dispute el poder y la gloria
y con el frío de un reino las almas congelar
cuánta verdad, cuánta mentira y cuántas palabras
y todo ese motor para devastar tu inconciente
Y en qué lugar habrá consuelo para mi locura
esta ironía con que se cura,
si el final es en donde partí
y a quién llamar,
a quién golpearle la puerta tan tarde
si esta noche no puedo dormir
Déjame ver que hay para saborear esta vuelta
la verdad, la mentira y la mueca de tu ingenuidad
cuántas palabras se disputan el poder y la gloria
y cuántas vidas se pierden en el frío de un reino mortal
loco de pensar, queriendo entrar en razón y el corazón
tiene razones que la propia razón nunca entenderá
Y a dónde voy, siempre voy a buscar lo que es mío
aunque el planeta termina en un círculo
y el final es en donde partí
No llores más, dame la mano contame tu suerte
de esta manera quizás no sea la muerte,
la que nos logre apagar el dolor
Y en qué lugar habrá consuelo para mi locura
esta ironía con que se cura,
si el final es en donde partí
no llores más, dame la mano contame tu suerte
de esta manera quizás no sea la muerte,
la que nos logre apagar el dolor
La sangre, se inquietaba en mis venas, y aquel verano al norte partí, para olvidarme de mi rutina, y sentirme liberado al fin, ver la tierra bañada de sol, respirar aire de las alturas, llenar el cuenco de mis ojos, con lo mas fragil de la locura, pero también la realidad mostró otro reflejo en ella, cuando me hablo un hermano al que tambien le llevó la huella,
YA QUE VAS A ESCRIBIR dijo, CUENTA DE MI PUEBLO, POBREZA y DOLOR, solo trajo EL PROGRESO, LA CULTURA DE LA TRAICION, Y LOS INDIOS, EN LOS MUSEOS.
Me invitó a mascar su hierba y a morder de la pura verdad, me pregunto, de que se ocupaban allá, en la capital, y yo solo tube palabras para definir la injusticia, y que solo aspirabamos fruto de la propia codicia,
al fin la tierra bañada de sol, respiré aire de las alturas, y llene el cuenco de mis ojos con lo mas fragil de la locura, ya que vas a escribir, dijo cuenta de mi peublo pobreza y dolor solo trajo el progreso, la cultura de la traicion y los indios en los museos.
Ya que vas a escribir, dijo, cuenta de mi pueblo, pobreza y dolor solo trajo el progreso, la cultura de la tracion, y los indios, en los museos.
Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio, ahi donde dobla el viento y se cruzan los atajos, al lado del estaba la muerte, con una botella en a mano, me miraban de reojo, y se reian por lo bajo, y yo que esperaba no se a quien al otro lado de la calle del otoño una noche de bufanda que me encontro desvelado, en entre dientes oi a la muerte que decia si,
Cuantas veces se habra escapado como laucha por tirante y esta noche que no cuesta nada ni si quiera fatigarme, podemos llevarnos un cordero con solo, cruzar la calle
Yo me escondí tras la niebla y mire al infinito, aver si llegaba ese, que nunca iba a venir, Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio, al lado del estaba la muerte con una botella en la mano.
Y temblando como una hoja, me cruze para encararlos, y les dije, me parece que esta vez, me dejaron bien plantado, les pedi fuego y del bolsillo, saqué una rama pa' convidarlos, y bajo un arbol del otoño nos quedamos chamuyando, me contaron de sus vidas, sus triunfos y sus fracasos, de que el mundo andaba loco y hasta el cielo fue comprado, y mas miedo que esos dos, me daba el propio ser humano, y yo ya no esperaba a nadie, entre las risas del aquelarre, el diablo y la muerte se me fueron amigando, ahi donde dobla el viento y se cruzan los atajos, ahí donde brinda la vida, en la esquina, de mi barrio.
Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio, ahi donde dobla el viento y se cruzan los atajos, al lado del estaba la muerte, con una botella en a mano, me miraban de reojo, y se reian por lo bajo, y yo que esperaba no se a quien al otro lado de la calle del otoño una noche de bufanda que me encontro desvelado, en entre dientes oi a la muerte que decia si,
Cuantas veces se habra escapado como laucha por tirante y esta noche que no cuesta nada ni si quiera fatigarme, podemos llevarnos un cordero con solo, cruzar la calle
Yo me escondí tras la niebla y mire al infinito, aver si llegaba ese, que nunca iba a venir, Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio, al lado del estaba la muerte con una botella en la mano.
Y temblando como una hoja, me cruze para encararlos, y les dije, me parece que esta vez, me dejaron bien plantado, les pedi fuego y del bolsillo, saqué una rama pa' convidarlos, y bajo un arbol del otoño nos quedamos chamuyando, me contaron de sus vidas, sus triunfos y sus fracasos, de que el mundo andaba loco y hasta el cielo fue comprado, y mas miedo que esos dos, me daba el propio ser humano, y yo ya no esperaba a nadie, entre las risas del aquelarre, el diablo y la muerte se me fueron amigando, ahi donde dobla el viento y se cruzan los atajos, ahí donde brinda la vida, en la esquina, de mi barrio.
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