martes, 31 de marzo de 2009

Como siempre, cuando me alejo de ti, tomo dentro de mi tu mundo y tu vida, y asi es como puedo sostenerme por mas tiempo


la más señora de todas las putas,
la más puta de todas las señoras.



Dueño de un corazón, tan cinco estrellas
, que, hasta el hijo de un Dios, una vez que la vio, se fue con ella.



[ A todos les estoy escribiendo con mis ojos ]


Pies, para que los quiero si tengo alas para volar? Frida Kahlo


Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior. Frida Kahlo

Te amo más que a mi propia piel. Frida Kahlo

Mi pintura lleva con ella el mensaje del dolor. Frida Kahlo


Intenté ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar.


By Frida Kahlo

Y en lugar de sonrisa una especie de mueca, como no imaginarte, como no recordarte, hace apenas dos años, cuando eras la princesa de la boca de fresa.
Lágrimas de desamor ruedan por la página de un bloc
y en él escribe ¿quién me ha robado el mes de abril? ¿Cómo pudo sucederme a mí? ¿Pero quién me ha robado el mes de abril? Lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón.

Por el bulevar de los sueños rotos pasan de largo los terremotos y hay un tequila por cada duda. Cuando Agustín se sienta al piano Diego Rivera, lápiz en mano, dibuja a Frida Kahlo desnuda.




Extraño como un pato en el Manzanares,
torpe como un suicida sin vocación,
absurdo como un belga por soleares,
vacío como una isla sin Robinson,
oscuro como un túnel sin tren expreso,
negro como los ángeles de Machín,
febril como la carta de amor de un preso...
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Perdido como un quinto en día de permiso,
como un santo sin paraíso,
como el ojo del maniquí,
huraño como un dandy con lamparones,
como un barco sin polizones...,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.

Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Vencido como un viejo que pierde al tute,
lascivo como el beso del coronel,
furtivo como el Lute cuando era el Lute,
inquieto como un párroco en un burdel,
errante como un taxi por el desierto,
quemado como el cielo de Chernovil,
solo como un poeta en el aeropuerto...
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Inútil como un sello por triplicado,
como el semen de los ahorcados,
como el libro del porvenir,
violento como un niño sin cumpleaños,
como el perfume del desengaño...,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.


Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Amargo como el vino del exiliado,
como el domingo del jubilado,
como una boda por lo civil,
macabro como el vientre de los misiles,
como un pájaro en un desfile...,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero.
Así estoy yo, así estoy yo, sin ti.



Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda, medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda, una hispano olivetti con caries, un tren con retraso, un carné del Atleti, una cara de culo de vas.

Un colegio de pago, un compás, una mesa camilla, una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla, una bici diabética, un cúmulo, un cirro, una strato, un camello del rey Baltasar, una gata sin gato.

Mi Annie Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las damas primero, mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros, mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas, el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa.

Mi escondite, mi clave de sol, mi reloj de pulsera, una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera, no sabía que la primavera duraba un segundo, yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera, al padrino que me apadrinó en la legión extranjera, a mi hermano gemelo, patrón de la merca ambulante, a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante,

Al putón de mi prima Carlota y su perro salchicha, a mi chupa de cota de mallas contra la desdicha, mariposas que cazan en sueños los niños con granos cuando sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos.

Me libré de los tontos por ciento, del cuento del bisnes, dando clases en una academia de cantos de cisne, con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario, ¿qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario?

Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera, si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera, heredé una botella de ron de un clochard moribundo, olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo.

Nunca pude cantar de un tirón la canción de las babas del mar, del relámpago en vena, de las lágrimas para llorar cuando valga la pena, de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos, de la gota de tinta en el himno de los iracundos.

Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.



Esta sala de espera sin esperanza, estas pilas de un timbre que se secó, esta mala ventura, esta contradanza, este tráiler de mudanzas, con los muebles del amor.

Esta campana herida en el campanario, esta mitad partida por la mitad, estos besos de Judas, este calvario, este look de presidiario, esta cura de humildad.
Este cambio de acera de tus caderas, este payaso que ya no hace reír, este arrabal sin grillos en primavera, ni espaldas con cremallera, ni anillos de presumir.
Este dulce de leche contaminado, este perro andaluz sin domesticar, este orgullo de principe destronado, esta esquina del pecado, esta ruina de Don Juan.
No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo, para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos.
Esta necesidad de necesitarte, este llamarte sin quererte llamar, este olvidarme del deber de olvidarte, este lunes, este martes y el miércoles que vendrá.
Esta lágrima de hombre de las cavernas, esta horma del zapato de Barba Azul, que poco rato dura la vida eterna por el túnel de tus piernas entre Córdoba y Maipú.
Esta guitarra húerfana y delirante, con su terco knock knockin’ on heaven’s door, estos dedos que dejan caer un guante, delicado y transhumante, a los pies de un trovador.
Este Land Rover aparcado en tu puerta, la rueca de Penélope en el Luna Park, este sueño que sueña que se despierta, esta caracola muerta sin la gramola del mar.
No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos que te escribo, para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos.







De sobras sabes que eres el primero, que no miento si juro que daría
por ti la vida entera, por ti la vida entera,
y, sin embargo, un rato, cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera.
Ni tan arrepentido ni encantado de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos sólo calan los labios que no has dado, los besos del pecado.
Porque una casa sin ti es una emboscada, el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto, un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando y, sin embargo, cuando duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado, y si te vas me voy por los tejados como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura que empaña sin mancharla tu hermosura.
No debería contarlo y, sin embargo, cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo un buen champán francés y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor, nunca contigo, bien sabes lo que digo.
Porque una casa sin ti es una oficina, un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera en el museo de cera, un éxodo de oscuras golondrinas.
Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina y bailes sin orquesta y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría y al cielo de tu boca el purgatorio y al dormitorio el pan de cada día...